Cuba, tierra de fe: la experiencia misionera del padre Dailon
Cuba, tierra de fe: la experiencia misionera del padre Dailon - <img width="150" height="150" src="https://beaconnj.org/wp-content/uploads/2025/10/Cuba-Dailon-1-150x150.jpg" class="attachment-thumbnail size-thumbnail wp-post-image" alt="" />El 8 de septiembre de 2024, fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, el padre Dailon Lisabet inició una misión en la Diócesis de Holguín, Cuba. Exactamente un año después, el 8 de septiembre de 2025, concluyó esa experiencia en su parroquia natal, celebrando nuevamente la fiesta de la Patrona de Cuba.“Para mí fue un signo muy claro de que la Virgen acompañó mis pasos de principio a fin”, recuerda con gratitud. Ahora de regreso en Estados Unidos, el padre Dailon sirve en la parroquia Our Lady of the Lake, en Sparta, y acompaña a la comunidad hispana

El 8 de septiembre de 2024, fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, el padre Dailon Lisabet inició una misión en la Diócesis de Holguín, Cuba. Exactamente un año después, el 8 de septiembre de 2025, concluyó esa experiencia en su parroquia natal, celebrando nuevamente la fiesta de la Patrona de Cuba.“Para mí fue un signo muy claro de que la Virgen acompañó mis pasos de principio a fin”, recuerda con gratitud.

Ahora de regreso en Estados Unidos, el padre Dailon sirve en la parroquia Our Lady of the Lake, en Sparta, y acompaña a la comunidad hispana de Our Lady Queen of Peace, en Branchville. Desde allí mira hacia atrás y afirma sin dudar: “Esta misión ha sido la bendición más grande de mi sacerdocio”.

Antes de partir, contó con el apoyo incondicional del Obispo Mons. Kevin Sweeney, quien acogió con entusiasmo la idea de la misión. “Cuando le pedí ir a Cuba, se alegró mucho —comenta— y me habló de la importancia de la misión, recordándome cómo San Juan Pablo II, en su visita a República Dominicana, destacaba el llamado a llevar el Evangelio a todos los rincones del mundo”.

Al llegar a Holguín, el padre Dailon fue recibido con una acogida fraterna. Expresa especial gratitud a Mons. Emilio Aranguren, obispo de la diócesis, quien le abrió las puertas con sencillez y cercanía. También los sacerdotes, religiosas y laicos lo recibieron con cariño, haciéndolo sentir parte de esa Iglesia local desde el primer día.


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Durante su misión atendió diversas comunidades como Ciudad Jardín, Vista Alegre y San Judas Tadeo, y colaboró con las Hermanas de Santa Ana en comunidades infantiles como El 71 y Certeneja. En cada lugar palpó la misma realidad: un pueblo que enfrenta grandes carencias: escasez de alimentos, transporte limitado, apagones eléctricos. Sin embargo, es un pueblo que mantiene una fe viva y perseverante. “Los niños, los jóvenes y los ancianos me dieron un testimonio de Iglesia que nunca olvidaré”, dice con emoción.

Entre todo, uno de los momentos significativos fue la visita del entonces seminarista Lucas Folan, de la Diócesis de Paterson, quien compartió una semana de misión en Cuba. Actualmente, Lucas acaba de ser ordenado diácono en Roma. Su paso por la isla fue, según sus palabras, una experiencia transformadora:

“Uno de los momentos más impactantes de mi tiempo con el Padre Dailon en Cuba fue la visita a un anciano muy pobre y enfermo de cáncer. Desde el punto de vista del mundo era una situación desesperada, pero por su fe en Jesús y la gracia del sacramento de la Unción que el Padre le dio, sus sufrimientos se convirtieron en motivo de esperanza y consuelo. Vi las riquezas de Jesús entre sus más pobres.

Para Lucas, fue una oportunidad de conocer otra realidad eclesial, marcada por las limitaciones materiales, pero también por la profunda riqueza espiritual del pueblo cubano. Su testimonio refleja la huella que deja una fe vivida con sencillez y esperanza.

El paso del padre Dailon por Holguín fue, como él mismo lo define, una escuela de vida y de fe. Aprendió que la misión no es solo llevar, sino también recibir; no es solo enseñar, sino dejarse evangelizar por la fe sencilla y profunda de un pueblo que confía en Dios.
Cuba me enseñó que la misión siempre implica cruz, pero sobre todo esperanza”, afirma.

Hoy, el corazón del padre Dailon está lleno de gratitud por las personas que conoció y la fe que reencontró en su Cuba natal. Su confianza en Dios, a pesar de las dificultades, ha dejado una huella imborrable en él y continúa guiando su ministerio. También agradece profundamente la generosidad de la Diócesis de Paterson, que hizo posible esta misión, así como las oraciones y el apoyo de tantas personas en Estados Unidos, “cuya amabilidad y ánimo siempre han sostenido mi sacerdocio”.

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